Este jueves 11 de diciembre la trágica muerte de un chico de apenas 18 años nos obliga una vez más a denunciar estas muertes evitables. Así como lo hicimos en septiembre, con simulacros de muertes obreras en las construcciones del microcentro, integrando el Grupo de Acción Callejera y con escraches al Ministerio de trabajo, a la UOCRA y a la CGT. En esta última oportunidad, no podemos dejar de recordar la agresión que sufrimos por parte de la patota de la UOCRA. Esto nos demuestra una vez más que la burocracia sindical está dispuesta a utilizar sus patotas cada vez que un trabajador reclama por sus derechos. Esto nos trae a la mente los sucesos de hace pocos días con la burocracia sindical de ATILRA nacional… ¿Para qué agregar más?
No podemos seguir tolerando la impunidad con la que se manejan las patronales, el gobierno y los sindicatos. Lo que se pone en juego es la vida de los obreros, la de sus familias y la de todos nosotros.